domingo, 30 de octubre de 2016

Corazón de caracol.


Me muerdes,
como el caracol a las flores
lentamente,
recorres mi cuerpo de la misma manera,
impregnándome de tu aliento
y lo utilizo para orientarme
y en ese instante,
no sé si vivo
o si, muero
o cual es su orden.
Si hay algo que me gusta,
es hacer las cosas así, despacio
llevar la casa a cuestas,
sin necesidad de cerraduras
y es que al amor
en ocasiones le sobran días
y le faltan años
y siempre hay una alternativa a nosotros,
ellos
y siempre hay una alternativa al amor,
mi corazón de caracol.






martes, 25 de octubre de 2016

Meteorologia.

Eres la persona que pretende adivinar la predicción del tiempo,
no sabiendo el que hace en tus manos
y eso me consume,
aún sin saber con certeza en qué consiste,
tal vez sea besar tu boca,
coger tus manos,
oler las amapolas del campo.
Lo único cierto, es que este Otoño,
bajarán las hojas de los árboles al suelo
y tus pestañas dejarán ver tus ojos,
pero seguimos siendo aquellos que siempre
escribíamos con puntos y seguidos
y después pensábamos que hubiera sido mejor un punto y final,
somos aquellos que esperan la noche,
donde la Luna, todo lo ocupa,
calla y oculta.
Fui yo, quien abrió la puerta con la intención de no volver,
pero no había manivela,
me mantuve quieto en el pasillo,

hasta averiguar la predicción del tiempo.

lunes, 24 de octubre de 2016

Existen.


Existen las clases de personas
que abren los cubos de la basura, para tirarla,
y aquellos que la abren para buscarla
e inclusive existen aquellos, que no necesitan ni tirarla.
Existen aquellos que acuden a los bancos a sacar dinero
y aquellos que abren las puertas para poder dormir
e incluso existen aquellos que les abren las puertas para entrar
e inclusive más, existen los dueños de esos bancos.
Existen todos,
pero no de la misma manera
como lo serio que puede ser una risa
y lo triste que puede llegar a ser una sonrisa
y lo poco estable que resulta pisar la Tierra
y lo eterno que resulta el cielo, aún con estrellas.
Existen  los que creen en el amor,
aquellos que lo dan, los que lo utilizan, los que lo tienen
y existen inclusive aquellos que aún no han llegado a conocerlo,
existen todos,
todos son iguales por nacimiento
pero distintos por la adopción en vida,
por esa injusticia,
tal vez no asista a mi entierro,
es lo de menos,
falté al de tantos amigos,
o tal vez no esté, todavía muerto,
o tal vez no hay muerto,
o esté vivo, ya esté muerto.

Existen.

lunes, 10 de octubre de 2016

Que le dice una lágrima a la tierra.


Claro que los niños lloran
y  los mayores
y los enamorados, los desenamorados
y aquellos que no saben en qué consiste el amor
y también cuando todavía no han pensado en ello
y mi perro
y los peces, aunque no se les note
y los vivos
 y los muertos
y los vivos a sus muertos
y los muertos a sus vivos a su manera
y las madres y los padres a sus hijos
y sus hijos, cuando los recuerdan.
Claro que lloran los que tienen algo
y los que no saben lo que es tener algo,
y los nadie de Galeano, por supuesto
y aquellos que son algo, también lloran.
Lloramos, por la mañana, durante la noche,
recién despertado, recién soñando,
amamantando lloró el niño y la madre en sus brazos,
antes de hacer el amor, haciendo y después de hacerlo
 porque llorar es poner el alma al aire,
expulsar en cristalinos diminutos aquello
que ya no podemos digerir en nuestro cuerpo.
Claro que lloro, bienvenida sea esta lágrima a mi mundo,

aunque no tenga mano que la recoja.

Porque es así y no preguntes el por qué.


Soy el primer apretón de manos
entre un espermatozoide y un óvulo
que no habían mantenido una conversación previa,
no soy más,
bueno, podría ser un mueble
o tal vez lo sea.
De la misma manera que conozco gente
que ha sobrevivido o apenas mantiene un rasguño
al ser atropellado por sus propias palabras,
 yo dibujo un acento mal colocado
y de repente merodean las hienas,
pienso que hay vidas, cuerpos
que solo sirven para las estadísticas,
aunque ni siquiera ellos lo sepan,
forman parte de esa fórmula matemática
que no es natural,
pero hay que cuadrar las cuentas
y es que existen los días
que te acuerdas de todo
y también los días
que todo te parece nuevo,
solo queda por consumir dos adverbios

cómo y cuándo.

viernes, 7 de octubre de 2016

El coche de mi vida.


Tuvimos que instalar semáforos en los pasillos,
colocar una señal de STOP en la puerta de entrada
y alguna dirección prohibida en las habitaciones,
al final la casa se convirtió intransitable,
sobre todo cuando sonaba el claxon de noche,
era subir las persianas
y ese pellizquito de aire era vida
este vendaval es presagio de una niebla mortecina.
Eramos un perfecto manual de circulación vial,
pero sin saber utilizar los frenos
y aprendimos a conducir sin luces,
nuestros cinturones de seguridad, eran los abrazos
y ya me dijeron más de tres veces
que tu compañía no me convenía
y yo, lo negué como más de cien,
no pretendía ponerle barrotes al corazón,
no quiero, no,
no me gustan los pájaros en sus jaulas
y de las jaulas me gustan aquellas
que no tienen puerta.

Dejaremos los semáforos en ámbar.

jueves, 6 de octubre de 2016

Las Leyes Naturales.


Nos refugiamos en las leyes civiles
para consentir ciertos actos.
Fijamos esa mayoría de edad
como el límite
para poder dar el salto al abismo,
-           cuando ante mí, se presentó el amor, fue por leyes naturales,
sin Decreto o equivalente,
eso sí, salvo el cumplido beso.
Nos imponemos normas de obligado cumplimiento,
cuando el cumplimiento es ya injusto,
desahuciamos,
a los desahuciados en vida,
en lugar de construir normas
en busca de la felicidad.
Y le pregunto, a los de allí arriba,
aquellos que las piensan, estudian, redactan, transcriben, publican, reforman
porque colocamos cicatrices, donde no hay herida
porque nos ponemos vendas en los ojos
si necesitamos la vista,
el miedo nos hace quedarnos inmóvil
como las estatuas a los Dioses,
y nadie quiere perder el pedestal que le sirva de apoyo.
Así pensando, esta mañana salí de paseo,
dejé el cuerpo en casa
tumbado en el sofá
-          Vaya memoria.
Algunos transeúntes me miraban extrañados,
otros mostraban indiferencia,
yo pensaba será el miedo.
Pues no, no era el miedo
es la indiferencia hacia las leyes Naturales,
aun siendo animales,
dejamos hace tiempo de parecernos a ellos,

por las Leyes Civiles.

miércoles, 5 de octubre de 2016

Piso de ochenta metros.


Todas las mañana leo el mismo cartel:
“Vendo piso, ochenta metros cuadrados, para vivir”
como si necesitáramos tantos metros
para tomar aire,
coger impulso
o decir un te quiero,
sin embargo queda en mi memoria
otro texto:
soy donante de corazón todavía capaz de amar,
sin necesidad de metros
pero con necesidad de un cuerpo,
sin preguntarnos cuando nos decimos adiós
cuanto todavía,
no hemos sido capaces de decir: Hola,
sin cuestionar que no es, lo que te haya dicho
sino lo que no he hecho
o dejado de decir.
Vendo piso para vivir,
y yo quiero vivir, aún sin piso,
sin suelo,
sin tierra,
sin nada
con las historias de amor encerradas en ochenta metros,
con las tristezas dibujadas en esas paredes blancas.
Vendo para vivir, piso

con ochenta escaloncitos que lleguen hasta el alma.

domingo, 2 de octubre de 2016

No lo dudes.


No lo dudes,
soy el árbol que te protege de la lluvia
aunque en ocasiones,
pueda ser la propia tormenta.
Soy presagio de algo
y llegada de nada,
intento de todo, pero sin respuestas.
Soy de principios claros,
pero de vicios tan oscuros
que me impiden ver claridad aquellos inicios.
No lo dudes,
cuando ya no quede nada,
hay que desempolvar las fotos,
pintar los arañazos de blanco,
e inscribir un hola y adiós en el umbral de las puertas.
No lo dudes,
cuando tu corazón achica,
en lugar de bombear,
cuando los labios se conviertan en mármol,
cuando despierte la noche
y acueste la mañana
aunque esté vacía la cama,
no lo dudes,
todo vuelve a la tierra,
todo se queda en ella,
solo somos al final, tierra.