No necesito oír
un te quiero,
todos los días,
necesito que muerdas
la boca,
necesito mi piel
tatuada en tus labios,
que desaparezca
la poca ropa,
sacar mi corazón
a pasear, sin cadena
y que te subas
a un sueño
y ya elegiremos
la estación de parada.
Porque es tan difícil
vivir,
entre tanta muerte,
para tan poca vida
tanto beso y tan
pocas bocas
tanta lágrima,
tanto pañuelo sin dueño,
que a veces pienso
que tanto que me
amas
y tampoco que me
necesitas.