Por días, me ausento
como las nubes
otras aparezco
todo cubierto
como aquellos negros
nubarrones que presagian tormenta,
expuestos en un
orden informal
o alineadas perfectamente
y si hay algo infinito
lo abrazo
y si es efímero,
ese soy yo otra vez,
como aquellas nubes.
Otros días me refugio
en hojarasca depositada
en el suelo
siendo pasto de
los silencios
o acompañado de
fuertes pisotones
o víctima de algún
talentoso buscador de setas.
El principio fue
eso, empezar,
todo lo demás siempre
resultaba ser el final.
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