lunes, 12 de mayo de 2014

Poema Dejarme tranquilo.

Me apretó el brazo sin mirarme.
Pensé, este es el adiós definitivo.
El que deciden los cuerpos,
Sin que la mirada sea testigo,
Sin un cruzar de ojos en un día de aire frio,
Sin una palabra entre dos cuerpos vacios.
No contaremos aquello que hemos ido sumando
Y si sumaremos, todo lo que nos ha restado.
Me apretó el brazo
Como se me hubieran apretado el hígado
Como un golpe bajo
Como un mordisco en la entrañas.
El corazón no me dolía
Solo notaba sus pulsaciones, pero en estado de melancolía.
Me abrace al timón
Para reconducir  a puerto la nave herida y su deriva
Entre los impulsos de la tempestad
Y la bruma enfurecida
Pero solo sentía el apretón en un brazo
Como un yunque caliente en el estómago.
Por eso dejarme tranquilo
En el viejo sillón de la esquina
Aquel descolorido por el paso del tiempo
Arañado por las noches en vela
Arrugado de nuestros largos silencios.
Dejarme tranquilo
Las manos cruzadas, la sonrisa blanca
La cara helada del aire frio.
Me apretó el brazo
Me quede tranquilo
Quizás ya lo dejaremos todo quieto

Empezaremos en otro sitio.

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