Me
apretó el brazo sin mirarme.
Pensé,
este es el adiós definitivo.
El
que deciden los cuerpos,
Sin
que la mirada sea testigo,
Sin
un cruzar de ojos en un día de aire frio,
Sin
una palabra entre dos cuerpos vacios.
No
contaremos aquello que hemos ido sumando
Y
si sumaremos, todo lo que nos ha restado.
Me
apretó el brazo
Como
se me hubieran apretado el hígado
Como
un golpe bajo
Como
un mordisco en la entrañas.
El
corazón no me dolía
Solo
notaba sus pulsaciones, pero en estado de melancolía.
Me
abrace al timón
Para
reconducir a puerto la nave herida y su
deriva
Entre
los impulsos de la tempestad
Y
la bruma enfurecida
Pero
solo sentía el apretón en un brazo
Como
un yunque caliente en el estómago.
Por
eso dejarme tranquilo
En
el viejo sillón de la esquina
Aquel
descolorido por el paso del tiempo
Arañado
por las noches en vela
Arrugado
de nuestros largos silencios.
Dejarme
tranquilo
Las
manos cruzadas, la sonrisa blanca
La
cara helada del aire frio.
Me
apretó el brazo
Me
quede tranquilo
Quizás
ya lo dejaremos todo quieto
Empezaremos
en otro sitio.
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