En ocasiones
las personas valen,
por lo que
miden,
o pesan
o dicen
o callan
u ocultan,
por lo que
pueden tener
o dejar de
perder
o por no ser.
Uno vale en
ocasiones, nada
y nada en
ocasiones, vale mucho.
Uno vale para
cortar flores,
rellenar el florero
cambiar el
agua y limpiar el mucho polvo.
Uno vale en
ocasiones
lo que
mantiene en el bolsillo
o aquello que
le cabe en la mano
o por lo que
sueña,
también por lo
que besa.
Valer, no
cotiza en Bolsa
y en la vida
no hay Mercado de Valores,
solo ventanillas
de ida y vuelta
a esas me
asomo
cuando cesa la
lloviznita de los ojos
a buscar un
dulce y algún caramelo.
Uno vale lo
que uno quiere
uno,
dos,
tres,
hasta más allá
de cualquier existencia de número
sería capaz de
contar,
también podría
gritar.
Pero mi amigo,
ese de enfrente que está leyendo esto,
ese sí que vale.
Hola amigo.
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