Tengo tanta
necesidad
y tanta
ausencia,
que ya cambiamos
una vez el mes de marzo del calendario
y lo hemos
agotado
y enero es un
mes muy frio para estar solo,
ahora que hemos
decidido abandonar la casa
pretendes encalar
las paredes
como si tuviéramos
que borrar las historias colgadas,
como si no hubieran
bastado los gritos para desprenderlas,
y ya lo sé que
no había nadie,
yo era él, y el
otro,
el beso,
y el sabor amargo
del beso,
y tú eras la mujer
de aquellos ojos
que invitaban a
comprar la entrada del espectáculo
pero siempre leía
el mismo cartel.
No quedan entradas.
Tenga tanta ausencia
y tan poco cuerpo
donde esconderla.
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