Tú, sabes más
que yo de la vida,
no en vano tú,
me la diste y
aunque no
entendieras de medicina,
las tiritas
siempre
estaban puestas en el sitio exacto,
no comprendías
la economía
solo necesitábamos
un kilo de harina
y magia,
teníamos pan,
no sabias lo
que significaba los planes de estudio,
solo querías
poder abrir las mantas
y arroparme en
la cama, sin dejar nada al descubierto,
lo más
parecido que conocías a los tipos de interés
era estar
interesada
en que la
fiebre, no anduviera tranquila por casa
y que el frio
no se hiciera invierno en nuestras manos,
no te importó
que con el tiempo
las arrugas se
trasladaran a tu cara,
con tal que no
faltara nada en casa
y yo te quiero
así
como eras,
porque las
envolturas son para los regalos
y tú no
necesitas lazos, ni adornos
y aquellos
pequeños botones de tus labios
era para jugar
con tus comisuras
y no encender
un cigarrillo
y las manos
desnudas o sujetando aquel vaso de vino blanco
capaz de
mantener tu cuerpo firme
porque lo que
realmente me importa de ti
eres tú
y lo que me
interesa de este mundo está en ti
aunque ya no
puedas acertar a colocarme las tiritas
despréndete de
todo aquello que ya no necesitas
porque hoy te vienes
conmigo.
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