miércoles, 16 de marzo de 2016

Vergüenza de la Humanidad.

Yo soy un refugiado,
aplicarme las leyes de los hombres,
ponerme en mi lápida intento sobrevivir a la política
y la política, lo envió al fondo del mar,
donde lloran los niños
y las sirenas intentan amamantarlos y darles consuelo,
donde las madres buscan entre los abismos,
la mirada del recién nacido
y aquella familia perdida.
Yo quiero ser un refugiado, unirme a ellos para poder llorar
y de aquellas tristes lágrimas decirles que muero por ellos,
les doy mis pobres manos, a la desesperación,
tienen la frontera de mi corazón abierta,
por aquellas que las cierran.
Yo seré un refugiado,
cuando no encuentre las llaves de mi casa
en aquella noche rara,
que encontré compañía donde antes había soledad,

y seré sirena en el fondo del mar.

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