No espero nada.
No espero, que
la mar,
Devuelva, sus muertos,
Ni el tiempo, mis
besos,
Tampoco, el viento
mis sueños,
Menos aún, el eco,
de los ahogados en silencio.
Por no recordar,
no recuerdo,
Si estaba, dormido o despierto,
Cuando sentí, aquel olor a muerto
Y ese montón, de
cuerpos,
Desordenados, en
el espacio,
Pero en perfecto
orden, en silencio.
No espero nada.
Espero sólo, tener
aletas y branquias,
Para nadar en los
mares, inundados de vuestras lágrimas
Y luchar contra
las políticas,
Que no necesitan
pateras,
Para acudir a sus
conferencias.
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