Nos une, el
amor
Y en
ocasiones, el desamor.
Nos separa,
todo lo demás.
Nos une, la
misma llave,
Que abre
nuestra puerta.
Nos une, el
aire,
Que habita,
Como niebla
mortecina,
Manteniendo
las cosas quietas,
Y también el
agua, que fluye lenta
Siempre di, el
beso equivocado,
La mano falsa,
Y la cara, del
engaño.
En esa
combinación,
Mi destino, mi
condena,
Seria, de
tener por vida, el corazón enjaulado.
Aún con todo
eso,
No abandonaré,
mi tierra,
Si no es, a mordiscos, arañazos, dentelladas
Y aún así,
En ella, se quedará,
la parte dañada,
Como semilla
de rabia, ante la ira.
No moveré mis
huesos,
Más allá de
aquellas piedras
Y si tiene que
moverse alguien, que sean ellas.
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