Cuanto te
extraño,
cada vez que
suena el teléfono, pienso en ti,
el mínimo
movimiento en la puerta, eres tú,
una llamada al
timbre, me advierte de tu presencia,
la lloviznita que
golpea los cristales de la ventana
también eres tú,
la ráfaga de aire
que pretende entrar en casa, ahí estas
y de repente despierto,
sigo extrañándote
y me acuesto, y
ahí está al lado mi extrañeza
adherida a mi piel.
El perfume lo reconozco,
pero te veo a ti,
y cada vez que
me deseas menos, te extraño más,
paseas
y pienso que paseo
contigo,
el café, soy yo
quien lo sirve, aunque no soy el azúcar que endulce,
y en realidad no
sé, de donde saco las fuerzas
porque las piernas
tiemblan,
el corazón se ahoga
en una pecera,
y mi estomago serpentea
hacia la boca.
Cuanto te extraño,
pero creo que todavía
no te lo he dicho.
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