Te quedas fija
en sus labios
como las más
increíble equilibrista
y eres capaz
de hacer estallar todos los nudos
con un solo
movimiento
y entonces yo
me derrumbo
como las hojas
en Otoño,
lentamente,
hacia tus sueños
y tus sueños.
Se desvanecen entre mis manos
y despierto,
encerrado en una
jaula, sin barrotes
intentando
alcanzar tus labios
y ponerme a
salvo.
Mientras tú
mantienes tu boca abierta,
mis labios se
cierran,
como se ciernen
las nubes al Sol. Oscuridad,
y tener que leer
en los ojos más alegres que conozco
y tener que mirar
a través de los más tristes
y tener que oír
las canciones más hermosas
y tocarme interpretar
las más aburridas.
Tienes tú, en mí,
el poder
de hacer desaparecer
los botones
y romper cremalleras.
Bendito poder.
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