Cada vez que beso,
pierdo
y cuando pierdo,
sólo sueño
como hubiera sido
tener éxito
y aquellas sorpresas
que tiene preparada la vida
no podía imaginar
que estuvieran
debajo de tus sábanas
en la sombra de tu carmín
o en los ventanales
de la esquina,
y los besos no
dependen del día
son decisión de
tus labios
tan bonitos
y tan lejos,
tan lejos
y tan difícil que
estén quietos.
Cuando me dijeron
los médicos
que mi situación
era tan delicada
que andaba debatiéndome
entre la vida y la muerte
cuando yo, simplemente
me senté en el
precipicio de tu cama
esperando recoger
un beso
y ver tu espalda
al descubierto,
jeroglífico infinito.
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