lunes, 14 de noviembre de 2016

Pierdo.


Cada vez que beso, pierdo
y cuando pierdo, sólo sueño
como hubiera sido tener éxito
y aquellas sorpresas que tiene preparada la vida
no podía imaginar
que estuvieran debajo de tus sábanas
 en la sombra de tu carmín
o en los ventanales de la esquina,
y los besos no dependen del día
son decisión de tus labios
tan bonitos
y tan lejos,
tan lejos
y tan difícil que estén quietos.
Cuando me dijeron los médicos
que mi situación era tan delicada
que andaba debatiéndome entre la vida y la muerte
cuando yo, simplemente
me senté en el precipicio de tu cama
esperando recoger un beso
y ver tu espalda al descubierto,

jeroglífico infinito.

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