sábado, 7 de noviembre de 2015

Se rompió el tiempo.

Estudié el silencio, con la misma pulcritud,
que observaba tu cuerpo
al final quedé sordo.
Si pudiera encontrar del amor, su secreto
el veneno que inyectó hace tiempo,
el olor de la ropa en invierno
el sudor del verano entre mis venas.
Intenté hacer todo para combatir la tristeza,
cuando había lágrimas, las conjugaba,
en los llantos rotos, del silencio de los cuerpos muertos,
la pena en la misma vena,
el aburrimiento de las paredes vacías,
los cuentos de final triste, si es que existían cuentos.
Intenté,
bailar sin música.
Intenté,
cambiar el calendario,
empezar en primavera y terminar en verano,
dejar en la inexistencia los meses helados.
Intenté, suprimir las palabras necias,
las letras dejarlas  bien juntas,
como la espuma a sus olas.
Intenté dejar todos los días la puerta abierta
pero ahora, se ha roto la puerta que da entrada al alma,
la ventana que acariciaba las sábanas.
Se ha roto la mesita, donde apoyábamos la cabeza.
Se han roto los sueños de madrugada,
aunque intentábamos taparlos con mantas.
Se han roto los cuentos que nos contábamos solos.
Estudié el silencio,

pero no escuché su lamento.

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