En tu piel, soy
un tatuaje de un beso marchito,
una lágrima, que
se desliza sin querer caer al suelo,
el sexo
incendiado, rescatado de la hoguera del invierno,
la esquina
conversa en la geometría del beso.
En tu piel, tu
piel, elige el deseo,
el naufragio de
mis sueños,
lo efímero y lo
eterno,
la orientación de
mi cuerpo,
cuando nos coloca
boca arriba,
y desayunamos, en
tu pecho abierto.
En tu piel, no
hay nada más allá de ella,
que cambie el
color de mis pupilas,
como el otoño,
le cambia el color
a los castaños.
En tu piel habita
el ruido, el silencio
la seriedad de los
muertos,
la sinceridad de los
niños,
la necedad de los
vivos,
y la honradez, de
los buenos.
En tu piel, hay piel
sobre piel,
que yo palmo, a palmo,
recorro hasta llegar a los huesos.
En tu piel, no hay
ocasión, para un error,
una equivocación,
supone un camino hacia el abismo.
En tu piel habita,
mi corazón abierto.
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