viernes, 7 de agosto de 2015

Desciendes sobre mí,
como quién dejar reposar la cabeza
en el hombro amigo
con la boca abierta,
los ojos cerrados,
esperando recoger
la última bocanada de aire fresco
introducirla en tu cuerpo
y llenarte de mi aroma
y aguantar dos inviernos más.
Tienes la predicción de las cartas astrales
que nunca aciertan.
Tienes las manos más tiernas que existe
para acariciar la piel que no te mereces.
Tienes los labios más bonitos del mundo
para intentar alcanzar la boca que no es la tuya.
Tienes la voz que duerme el bosque
si existieran árboles.
Si tengo que ponerme la armadura dímelo

tengo el corazón al descubierto.

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