He llegado al extremo
de
enrojecer, mi garganta,
de darle,
un tono ronco a mi voz,
dejándola
sangrante, en el eco de tu silencio.
No puedo estar así permanentemente,
o te acercas,
para decirte al oído
las flores que conté por ti,
las que aún, no viendo, pensaban que te
pertenecerían.
Difícilmente,
esta
distancia, será capaz,
de mantener el latir, enjaulado de mi corazón,
por más tiempo, grabado para ti.
Desearía, darte el beso de los letargos,
Ese, que se queda dormido, hasta despertar la
primavera.
Pero para eso, necesito que estés a mi lado.
Necesito, acortar las distancias.
Con
palabras, con besos, con sueños…..
Como
las aves, en su vuelo bajo, tocan el suelo.
Tengo que dejar, de colorear, los cristales con mis llantos.
No girar la cabeza hacia atrás, para ver el camino andado.
No quiero esa maldita distancia,
que separa nuestros labios,
como dos planetas, dando vueltas sobre,
la galaxia, que forman nuestras cabezas.
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