Tenía
mi habla, para entretenerte.
Tenía
tu olor, para recordarte.
Tenía
tu sabor, para acordarme.
Tenía
mis lágrimas, para entristecerme.
Tenía
sueño, para dormir durante días enteros.
Como
duerme el invierno, mis besos,
Como
calma tu recuerdo, mis sueños,
Como
abrazaba, mi almohada y tu cuerpo.
Tenía
miedo.
De
despertar y volver a tener lágrimas, para entristecerme.
Por
eso sigo durmiendo, en mis sueños,
Intentando
buscar, de tu cuerpo, sus besos
Buscar,
de tus risas, sus silencios.
Pensando,
que nada merece una lágrima tuya.
No
quiero, ver una mejilla húmeda
No
quiero, esos ojos sumergidos en agua cristalina
No
quiero, una cabeza baja, ni una mirada distinta.
No
tenemos nada, porque nada necesitamos.
No
tenemos agua, porque no tenemos sed.
No
tenemos comida, porque no tenemos hambre.
No
tenemos amor, porque no estamos enamorados.
Somos
morosos de la Naturaleza,
No
pagamos, el aire que respiramos
No
dejamos peaje, por los paisajes que paseamos.
Pero
nada merece una lágrima tuya,
Salvo
que ya, no tuvieras mejilla
Y
tendría que colocar, dos lágrimas azules cristalinas
Para
recordar que algún día, esa cara tenia alegría.
Esa
cara, que inauguró nuestro amor,
Con
dos copas de agua, llenas de lágrimas de la vida
Inauguramos
nuestra casa, con las manos vacías,
El
corazón repleto y la escasa habla que nos mantenía.
Pero
hoy, nada merece una lágrima tuya.
No hay comentarios:
Publicar un comentario